Servicios de intervención precoz: de la intervención clínica a la implementación de un sistema sanitario

El desarrollo de los servicios de intervención precoz (IP) desde las intervenciones clínicas experimentales hasta su integración en el sistema sanitario fue el tema de un simposio organizado por la sección de Intervención Precoz en Salud Mental de la IEPA durante la 10ª conferencia de la IEPA, que la celebró en Milán, Italia, del 20 al 22 de octubre de 2016. Durante el simposio, varios especialistas líderes en IP presentaron sus experiencias, puntos de vista y sugerencias.

La intervención precoz (IP) en la psicosis es un enfoque integral y basado en la evidencia cuya finalidad es la detección y el tratamiento de los síntomas psicóticos en sus primeras etapas. Sus beneficios están bien documentados y comprenden una amplia gama de resultados clínicos, sociales y psicológicos para los pacientes y sus familiares. Los pacientes pasan menos tiempo sin recibir tratamiento para la psicosis, presentan menos síntomas y funcionan mejor que aquellos que reciben tratamientos estándar.

Los servicios de IP se basan en el concepto de equipo asertivo especializado, cuyos miembros tienen una carga de casos reducida. Estos equipos son de carácter multidisciplinario e incluyen psiquiatras, personal de enfermería psiquiátrica, psicólogos, asistentes sociales, especialistas en apoyo laboral y terapeutas ocupacionales. El manejo clínico de los pacientes no se limita a la intervención farmacológica, sino que también prioriza otras áreas, como los problemas interpersonales, las habilidades sociales y las cuestiones laborales y educativas.

Según el presidente saliente de la IEPA, Masafumi Mizuno, de la Toho University School of Medicine, Japón, en el Reino Unido, Dinamarca y algunas regiones de Australia y Canadá existen ejemplos de implementación generalizada de la IP, pero se necesitan más.

En Inglaterra, la implementación de programas de IP creció con rapidez a partir del año 2001, promovida por una guía para la implementación de una política nacional. Pero esta generalización de base política de la diseminación e implementación de programas de IP peligró. “Tras la crisis económica de 2008, los gestores necesitaban ahorrar dinero”, explicó el presidente electo de la IEPA Peter B. Jones, de la Cambridge University, Reino Unido. En los años siguientes, más del 50 % de los programas de IP de Inglaterra sufrieron recortes económicos considerables, añadió Jo Smith, de la University of Worcester, Reino Unido. Afortunadamente, los esfuerzos políticos, los sofisticados instrumentos de predicción, la financiación dirigida y un sistema que refleja las diferencias demográficas y clínicas contribuyeron a invertir la situación. “En la actualidad, Inglaterra vive una segunda oleada de implementación del sistema de IP”, comentó Jones. “Desde abril de 2016, está en vigor una nueva política que requiere la asignación de un coordinador de la atención en un plazo de dos semanas, y esto se debería lograr en el 50 % de los casos.”

El desarrollo observado en Dinamarca es similar. Merete Nordentoft, de la University of Copenhagen, comentó que “Tenemos un buen ejemplo de cómo pasar de la investigación a la atención convencional”, refiriéndose al estudio aleatorizado de referencia para la IP, el ensayo OPUS. Desde que se dispuso de los primeros resultados positivos, se han implementado  servicios de IP en todo el país, gracias a la promoción y los asuntos públicos, las subvenciones gubernamentales iniciales, la implicación de los usuarios y los esfuerzos para mantener la calidad de los servicios mediante la educación continua y la formación de profesionales. En 2016, expertos y autoridades sanitarias regionales acordaron un paquete terapéutico para las personas con psicosis. Comentó que “Si una persona sufre esta enfermedad tiene derecho a ser evaluada en el plazo de un mes. Esto es un avance enorme”.

La situación es diferente en España, donde todavía no se ha llevado a cabo una implementación regular de servicios de IP. Según Celso Arango, del Hospital Universitario “Gregorio Marañón” de Madrid, “Ello es debido a varios motivos”. Señaló que la coordinación entre los especialistas en salud mental, por un lado, y los servicios de atención primaria, servicios de bienestar social o instituciones educativas por el otro, es casi inexistente. Dijo que, además, existe la creencia errónea de que la salud mental no mata, y el interés político es prácticamente nulo. Añadió que “La IP está financiada en gran parte por becas de investigación y las asociaciones de familiares contribuyen con aportaciones económicas e iniciativas”. Al preguntar a otros ponentes qué harían de manera diferente si volvieran a iniciar una campaña a favor de la intervención precoz, los representantes del Reino Unido y de Dinamarca mencionaron las campañas de asuntos públicos organizadas y asegurarse de que los mensajes clave reflejan no únicamente la evidencia, sino que también hablan a los corazones de los políticos. 

David McDaid, de la London School of Economics, señaló que una evaluación piloto de diferentes modelos de IP puede marcar la diferencia en caso de escepticismo respecto al buen funcionamiento de estos modelos. Afirmó que “También es importante fomentar la colaboración con los servicios de atención primaria”. Pero quizás lo más importante es que los médicos deben evitar pensar únicamente desde un punto de vista clínico. Añadió que “Los sistemas son importantes”, refiriéndose a los sistemas de salud mental, de atención primaria y a los sistemas de apoyo social más generales.

Teresa di Fiandra, del Ministerio de Sanidad Italiano, estuvo de acuerdo. Comentó que “Necesitamos trabajar en red con el sistema educativo, el sector social y el sector laboral”. También citó el empoderamiento del usuario como un enfoque crucial. Añadió que “El mensaje más importante para los políticos que debemos recordar es el siguiente: intenten invertir más en la promoción y el bienestar de la población. Hemos avanzado mucho en la evaluación de la evidencia, ahora es necesario pasar a la acción”. Puso el ejemplo de su departamento, que cuenta con un mecanismo de financiación que prioriza la investigación que puede aplicarse de inmediato al sistema sanitario nacional. “Una oficina gubernamental central como la nuestra también puede proporcionar un marco de trabajo y promover la supervisión regular de los servicios”.

Los líderes de los programas de IP que se han implementado con éxito señalaron que los factores que contribuyeron a la implementación de los servicios de IP variaron en función de los aspectos culturales y organizativos de cada país, pero que a menudo incluyeron la participación y los relatos de los usuarios y a personalidades que abrazaron la causa. Los médicos también podrían asociarse con personas que cuenten con la experiencia y las habilidades necesarias para mostrar a los políticos el valor económico de la IP y promover un cambio en el sistema sanitario. Un buen consejo es centrarse más en la implicación de los usuarios y de la comunidad y lograr un enfoque más amplio del sistema.

También existen algunos motivos para el optimismo en las regiones que luchan por implementar la IP en sus sistemas sanitarios. Peter B. Jones comentó que “La implementación de programas de IP puede avanzar muy rápidamente”, y comparó el desarrollo inicial en Australia y en Europa como “enviar hombres a la luna” y el progreso realizado durante los cuatro últimos años en Estados Unidos, donde pronto estarán operativos más de 100 servicios de IP, con “la construcción de una estación espacial en Marte”.

Our correspondent’s highlights from the symposium are meant as a fair representation of the scientific content presented. The views and opinions expressed on this page do not necessarily reflect those of Lundbeck.