¿Cuál es el rol de la incipiente relación entre el beta amiloide plasmático y el beta amiloide cerebral en la patogenia de la enfermedad de Alzheimer?

En la actualidad, la beta amiloide (Aβ) plasmático es posible determinar de manera fiable mediante nuevas técnicas altamente sensibles. Ello ha conducido a que la investigación haya demostrado la existencia de una relación entre el Aβ plasmático y el Aβ cerebral. En una sesión plenaria de la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer (AAIC) de 2019, se presentaron los avances en la determinación del Aβ plasmático, las pruebas que respaldan la estrecha conexión que existe entre el Aβ y plasmático y el Aβ cerebral, y el objetivo terapéutico del metabolismo del Aβ a nivel cerebral y periférico.2

La fase preclínica de la EA es larga, y antes de que se observen manifestaciones clínicas ya se han producido cambios neuropatológicos. Aunque durante algunos años se han buscado biomarcadores diagnósticos de la EA en el líquido cefalorraquídeo (LCR), estudios de neuroimagen y plasma, el desarrollo de un biomarcador diagnóstico ideal ha probado ser difícil.

Un biomarcador diagnóstico ideal debe ser fiable, no invasivo, sencillo de determinar y barato

Se señaló que estas dificultades son debidas a que un biomarcador ideal debe cumplir con todos los criterios siguientes:

  • Detección de una característica fundamental de la patogenia molecular de la EA
  • Sensibilidad >80 % para detectar la EA
  • Especificidad >80 % para diferenciar la EA de otras demencias
  • Habilidad para detectar la EA en las primeras fases de la enfermedad
  • Fiabilidad
  • No invasivo, fácil de determinar y barato1

 

El oligómero Aβ42 plasmático cumple con los criterios de marcador diagnóstico ideal 

El sistema de detección de multímeros (MDS) mide la oligomerización de Aβ42

Gracias a las nuevas técnicas altamente sensibles, en la actualidad es posible detectar el oligómero Aβ42 plasmático con un alto grado de reproductibilidad en la fase preclínica de la enfermedad, un marcador que cumple con los criterios de marcador diagnóstico ideal. Se presentaron datos sobre la eficacia de diferentes técnicas novedosas:

  • Inmunoprecipitación y espectroscopia de masas (IP-MS), ensayo de moléculas individuales (SIMOA) y reducción inmunomagnética (IMR) para determinar la concentración de Aβ
  • Sensor de infrarrojos inmunes para determinar la distribución de la estructura secundaria del Aβ42
  • MDS para determinar la oligomerización de Aβ42

 

En el cerebro de ratones parabióticos normales, las patologías de tipo EA incluyeron la hiperfosforilación de la Tau

El Aβ derivado del plasma se puede introducir en el cerebro y causar patologías relacionadas

Las preguntas básicas destacadas de los biomarcadores sanguíneos de la EA fueron:

  • ¿Existe alguna relación entre el Aβ periférico en plasma y el Aβ central cerebral?
  • ¿Cuál es la dinámica exacta del Aβ entre cerebro, LCR y sangre?

Se comentaron dos estudios relacionados con estas preguntas.

La oligomerización del Aβ determinada con el sistema de detección multímera del beta amiloide oligomérico (MDS-OAβ) se correlaciona con la atrofia cortical

 

En primer lugar, un estudio de parabiosis de Aβ humano sanguíneo en un modelo de EA en ratones transgénicos. El Aβ humano entró en la circulación y se acumuló en el cerebro de los ratones normales causando una angiopatía amiloide y placas de Aβ en el cerebro tras un periodo de parabiosis de 12 meses. Las patologías de tipo EA relacionadas con la acumulación de Aβ observadas en los cerebros de ratones normales parabióticos fueron hiperfosforilación de tau, neurodegeneración, neuroinflamación y microhemorragia. Así, este estudio ofrece una perspectiva innovadora de la patogenia de la EA y respalda el desarrollo de tratamientos dirigidos al metabolismo del Aβ, tanto cerebral como periférico.2

El segundo estudio demostró la existencia de una correlación entre la oligomerización del Aβ determinada mediante MDS-OAβ y la reducción del volumen de sustancia blanca en ambos lóbulos temporales, amígdala, área parahipocámpica y área inferior del lóbulo parietal, y regiones del cíngulo izquierdo y precuneiforme. También se observó reducción del volumen de sustancia blanca en áreas próximas al lóbulo temporal izquierdo, áreas inferiores de ambos lóbulos parietales y parte posterior del cuerpo calloso.

Referencias

  1. Neurobiol Aging 1998;19:109–16.
  2. Bu X, et al. Mol Psychiatry 2018;23:1948–56.
  3. Youn C, et al. Alz Res Ther 2019;11;40.