Del gusto al deseo y a la necesidad imperiosa: cambios en los circuitos neuronales que conducen a la adicción

Al igual que otras adicciones, la dependencia del alcohol es un trastorno neuropsiquiátrico. Uno de los aspectos de esta patología es el condicionante a través del cual los signos que se asocian con el consumo de la droga pueden, por si mismos, adquirir el poder de controlar la conducta y contribuir a la recaída. La resonancia magnética funcional (RM-f) permite observar literalmente este proceso cerebral.

En bebedores moderados, la exposición a estímulos relacionados con el consumo de alcohol causó la activación de la región ventral del núcleo estriado. En cambio, en bebedores sociales consumidores de importantes cantidades de alcohol, algunos de los cuales eran dependientes, se activó la región dorsal del estriado. La menor activación de la región ventral se correlacionó con puntuaciones más altas en una escala nueva que determina el consumo compulsivo de alcohol.

Los estudios de RM-f realizados por la Dra. Sabine Vollstädt-Klein, de la Mannheim/Heidelberg University, Alemania, muestran que en los pacientes que consumen alcohol sin ser conscientes de que están bebiendo la capacidad de respuesta del área tegmentaria ventral a los signos relacionados con el alcohol está reducida. Así, estamos observando que la dependencia parece ser un consumo automatizado de una sustancia, tal como sugirieron Everitt y Robbins, con una activación reducida de los centros de recompensa.

Los resultados sugieren que el control prefrontal que se observa en los bebedores no dependientes se pierde a medida que se desarrolla la dependencia y es sustituido por el control del estriado. También parece que los cambios funcionales que tienen lugar en los circuitos límbico y sensitivomotor, y el desplazamiento hacia este último, constituyen la base del desarrollo de la dependencia, a medida que el consumo de la droga deja de ser una conducta recreativa, hedónica y dirigida a un objetivo al consumo habitual, el consumo gradual no regulado y la compulsión.

Si el desarrollo de la dependencia del alcohol se acompaña de un desplazamiento del control prefrontal al control del núcleo estriado, una cuestión crucial es si es posible reajustar los circuitos cerebrales de los pacientes “secos” durante periodos prolongados. La Dra. Vollstädt-Klein señaló que los circuitos anormales se podrían revertir mediante un entrenamiento de exposición a señales. Pero el problema es que esto puede ser muy lento, y los pacientes que lo han realizado también recáen.

Los resultados de este hilo de la investigación de la adicción al alcohol complementan los experimentos en animales y los estudios clínicos en consumidores de cocaína. Estos estudios han sugerido que con la cocaína también existe una transición de la región ventral a la región dorsal del estriado que, sorprendentemente, ocurre en las etapas tempranas de la historia natural del consumo de esta droga.

La señalización dopaminérgica (DA) parece estar íntimamente relacionada con los cambios que ocurren en el SNC con el abuso del alcohol y de la cocaína, y existen algunas pruebas que demuestran que la manipulación del sistema de la DA puede tener una influencia sobre la conducta para conseguir la droga. Si esto es así, tiene implicaciones potencialmente útiles para el enfoque de reducción del daño en los problemas relacionados con el consumo de alcohol. 

 

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