COORDINADORA
Aurora Fernández Moreno
Médico de Familia
Jefa de Estudios de la Unidad Multiprofesional de Atención
Familiar y Comunitaria Centro de Madrid
Coordinadora del Grupo de Trabajo de Salud Mental de semFYC
AUTORES
Aurora Fernández Moreno
Médico de Familia
Jefa de Estudios de la Unidad Multiprofesional de Atención
Familiar y Comunitaria Centro de Madrid
Coordinadora del Grupo de Trabajo de Salud Mental de semFYC
Encarnación Torruz Yuste
Médico de Familia
Miembro del Grupo de Trabajo de Salud Mental de semFYC
Luz de Myotanh Vázquez Canales
Médico de Familia
Miembro del Grupo de Trabajo de Salud Mental de semFYC
Luis Santiago Vega González
Médico psiquiatra
Área de Gestión Clínica de Psiquiatría y Salud Mental.
Hospital Universitario 12 de Octubre. Madrid
COAUTORES
Narcis Cardoner Serra
Médico Psiquiatra. Coordinador Observatori de Salut
Mental Comunitària de Catalunya (OSAMCAT). Corporació
Sanitaria i Universitaria Parc Tauli de Sabadell (Barcelona).
Profesor Asociado de la Universitat Autònoma de Barcelona.
CIBERSAM
José Manuel Montes Rodríguez
Médico Psiquiatra. Jefe de Sección de Psiquiatría del Hospital
Universitario Ramón y Cajal, Madrid. Profesor Asociado de la
Universidad de Alcalá de Henares (Madrid). IRYCIS. CIBERSAM
Introducción
La Organización Mundial de la Salud considera que, en los próximos 10 años, la depresión pasará a ser la segunda causa de discapacidad, solo superada por las enfermedades cardiovasculares. Se estima que el 14 % de la población adulta europea padecerá una depresión en algún momento de su vida. Además, la historia natural de los pacientes con depresión, aun a pesar del tratamiento, muestra una tendencia a la cronicidad con recaídas y recurrencias.
Se debe considerar la depresión como una entidad diferente a la simple sensación de malestar ante las adversidades propias de la vida.
La depresión subyace en multitud de demandas asistenciales en las consultas de Atención Primaria. En ocasiones, el paciente expresa abiertamente su estado de ánimo e incluso puede relacionarlo de forma espontánea con acontecimientos vitales adversos. Sin embargo, muchas otras veces, la depresión queda enmascarada con quejas puramente somáticas y el paciente no es consciente de su ánimo deprimido. El retraso en el diagnóstico condiciona un curso de la enfermedad más prolongado y, por lo tanto, un peor pronóstico, una evolución más complicada y una peor respuesta al tratamiento. Así, mientras no se desarrollen estrategias de prevención efectivas, la atención de calidad de los pacientes deprimidos comienza con la detección de la enfermedad y un diagnóstico preciso.
La tristeza y los síntomas que la acompañan (anhedonia, desinterés, insomnio, pérdida de apetito y/o peso, etc.), su duración, intensidad y grado de interferencia en la vida del individuo conformarán el diagnóstico de depresión.
Debido a la elevada prevalencia y a la elevada ambigüedad diagnóstica del trastorno depresivo, por la falta de síntomas específicos, es frecuente que en la práctica clínica se plantee el diagnóstico diferencial con otras patologías. El diagnóstico diferencial se deberá realizar tanto con otros trastornos mentales, en los que aparezcan síntomas depresivos, como con la depresión debida a una enfermedad somática o al consumo o abstinencia de fármacos o sustancias de abuso.
Para el tratamiento de la depresión existen diversas modalidades terapéuticas, farmacológicas y no farmacológicas. Para cada paciente se seleccionará una de esas modalidades o una combinación de varias de ellas, teniendo en cuenta que no todos los casos requieren de forma rutinaria la utilización de fármacos antidepresivos. Desde la primera visita se establece una relación médico-paciente que evolucionará hacia una adecuada alianza terapéutica, fundamental para conseguir la adhesión y el éxito con el tratamiento.
La mayoría de los pacientes deprimidos pueden ser asumidos por los médicos de familia, cuyas actividades incluyen la detección, el diagnóstico y el tratamiento de la depresión; no obstante, se derivarán a los servicios de Salud Mental los casos en los que quede superada la capacidad de resolución de Atención Primaria.
Objetivos
General
Mejorar la capacitación del médico de familia en el manejo del paciente con depresión
Específicos
- Adquirir habilidades para la detección del paciente deprimido.
- Mejorar los conocimientos para realizar un diagnóstico preciso de depresión.
- Identificar las patologías coexistentes más frecuentes en el paciente con depresión.
- Determinar las indicaciones del tratamiento farmacológico en el trastorno de depresión.
- Aprender la sistemática para la elección de un fármaco en el trastorno de depresión.
- Realizar el seguimiento de la respuesta al tratamiento y la adherencia terapéutica del paciente deprimido.
- Definir las indicaciones del tratamiento psicológico en la depresión.
- Determinar las situaciones susceptibles de derivación a los servicios de Salud Mental.
Duración
El curso estará disponible en noviembre y tendrá una duración de un año.