En la sesión sobre el proceso diagnóstico en psiquiatría del congreso de la EPA de 2016 se debatieron aspectos filosóficos, biológicos, culturales y clínicos.
Paciente y enfermedad no son una misma cosa
El Profesor Michael Musalek, del Anton Proksch Institute, Austria, habló de la deshumanización, o igualar al paciente a una patología que se debe curar, en lugar de considerarlo una persona enferma. Pero paciente y enfermedad no son una misma cosa.
La situación en la que se encuentra el paciente no lo define. Registrar los síntomas no es suficiente. Los médicos forman parte del proceso de crecimiento y desarrollo.
“El desafío que plantea el proceso terapéutico no se limita al reconocimiento de la importancia de la patología, sino también a encontrar salidas a las imposibilidades imaginadas, facilitando nuevas posibilidades y fomentando los recursos del ser humano que sufre” Michael Musalek.
Biomarcadores
La Profesora Christiane Montag, de la Charité – Universitätsmedizin, de Berlín, Alemania, concluyó que no existe un método validado para determinar los posibles biomarcadores, y que no se dispone de pruebas suficientes que permitan incluir a los biomarcadores en el proceso de clasificación, de diagnóstico clínico o de predicción de la respuesta.
Un mundo, un lenguaje
Este fue el tema del World Congress of Psychiatry, que se celebró en Madrid, en 1996. Veinte años más tarde, el mensaje del congreso de la EPA de 2016, que se celebró en esta misma ciudad, fue sorprendentemente similar, encaminar la psiquiatría europea hacia un lenguaje común.
La Profesora Marianne Kastrup, especialista en psiquiatría, Dinamarca, comentó la importancia de que en psiquiatría se utilice un lenguaje común que tenga en cuenta la dimensión cultural. Durante el proceso diagnóstico es necesario tener en cuenta la diversidad de los pacientes, cómo expresan su sufrimiento mental y su contexto social y cultural.
La finalidad de la formulación cultural, desarrollada como parte del DSM-IV, es explorar los antecedentes culturales, religiosos y sociales de los pacientes. Su objetivo es comprender la percepción que tiene el paciente de la enfermedad y su expresión, así como sus expectativas en relación al tratamiento. Es importante señalar que este modelo contribuye al diagnóstico a través de la inclusión de los factores culturales y su significación, y es favorable a la revisión de los aspectos culturales y su contexto durante el proceso diagnóstico.
Dos personas en la sala
El Profesor Levent Küey, de la Istanbul Bilgi University, Turquía, compartió con la audiencia la experiencia de su primera anamnesis a paciente psiquiátrico. Después de más de una hora, el paciente le elogió por ser tan trabajador y le comentó que estaba sudando. Le sorprendió que mientras él observaba al paciente, este también le observaba a él. En la sala había dos personas.
“Armonizar el conocimiento de este ámbito y la singularidad del paciente”, Levent Küey.
El primer objetivo de la interacción clínica debería ser establecer una sólida alianza terapéutica. La relación mejora el cumplimiento y los resultados terapéuticos.
Evitar el reduccionismo
El Profesor Küey enfatizó que debemos alejarnos del reduccionismo lineal, que significa que al que el paciente que acude a la consulta, se le diagnostica una patología y se le da un tratamiento, que posteriormente abandona. El trabajo clínico debe ser un proceso de reconstrucción conjunto y continuado.
De la necesidad de alejarnos del reduccionismo también habló el Profesor Montag, que comentó que la psiquiatría personalizada debería estar orientada hacia la persona.