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Las fluctuaciones estacionales de los síntomas de la enfermedad de Alzheimer y de la enfermedad de Parkinson pueden incrementar las necesidades de atención durante los meses de frío del invierno de los países del norte. Las vacaciones invernales también plantean desafíos debidos a los cambios que se producen en las rutinas, mientras que la poca capacidad de participación puede provocar angustia.
Las estaciones del año tienen efectos significativos en la cognición de los mayores, incluidas las personas con enfermedad de Alzheimer (EA), y la capacidad mental disminuye de forma evidente y mensurable de durante el invierno en el hemisferio norte.1 Este efecto fue congruente en tres cohortes observacionales comunitarias (que en conjunto incluyeron más de tres mil personas) e independiente de variables de confusión como la depresión o las alteraciones del sueño.
Existe una asociación significativa entre invierno y deterioro cognitivo y bajas concentraciones de Aβ 42 en LCR
La estación afecta la cognición, los biomarcadores y la expresión génica
Los síntomas no motores de la EP empeoran en invierno
Según los datos de 372 pacientes con EP consecutivos, las puntuaciones en la Escala de síntomas no motores de la enfermedad de Parkinson muestran mayor grado de incapacidad en invierno.2 Esta diferencia es suficientemente grande como para influenciar las necesidades de atención y medicación.
Los investigadores atribuyen la variación estacional a una alteración del funcionamiento del principal reloj del organismo, los núcleos supraquiasmáticos. Las áreas más afectadas incluyen el sistema cardiovascular y la percepción.
Aunque en verano pueden aparecer problemas, los síntomas vasomotores causados por el frío en las partes distales de las extremidades, que refieren hasta el 50 % de los pacientes con EP, normalmente aparecen en invierno.3 La sensibilidad al frío se relaciona con dolor y puede producir incapacidad física.
Los factores sociales también pueden causar sufrimiento
Con las festividades propias de esta estación, el invierno suele plantear desafíos culturales y climáticos para las personas que padecen enfermedades neurodegenerativas. El COVID-19 ha hecho que el 2020 sea un año excepcional, pero los desafíos persisten.
Esta época ofrece oportunidades para evocar buenos recuerdos, pero también es proclive al sufrimiento, cuando las circunstancias contrastan marcadamente con las del pasado.
Para las personas institucionalizadas, las fiestas invernales comportan cambios confusos en el personal y la rutina, y para todos, la prolongada oscuridad dificulta la distinción entre la noche y el día.
Sugerencias posiblemente útiles para las personas con demencia:4
Our correspondent’s highlights from the symposium are meant as a fair representation of the scientific content presented. The views and opinions expressed on this page do not necessarily reflect those of Lundbeck.
1. Lim ASP et al. PLOS Medicine 2018;15: DOI: 10.1371/journal.pmed.1002647
2. van Wamelen DJ et al. Parkinsonism Relat Disord;63:73-6.
3. Kataoka H, Ueno S. Neurol Int 2016;8:6676
4. https://www.alzheimers.org.uk/blog/4-challenges-people-affected-dementia...