Exploración de la conectividad cerebral en la esquizofrenia

La exploración de la conectividad cerebral en diferentes patologías psiquiátricas ha suscitado mucho interés. En este simposio se habló de la conectividad estructural y funcional en las patologías psiquiátricas y se hicieron algunas sugerencias para la investigación traslacional.

El Prof. Machteld Marcelis, de los Países Bajos, explicó que la conectividad estructural del cerebro se ha examinado, principalmente, mediante tractografía por imágen de tensor de difusión (DTI), a través de la medición de la anisotropía fraccional (AF).  En sujetos con psicosis, la DTI ha ilustrado la disminución de la fuerza de las conexiones de la materia blanca en las regiones frontotemporales, en particular en el cuerpo calloso y la circunvolución del cuerpo calloso, que presentan estos sujetos en comparación con los voluntarios sanos. Esta disminución representa un aumento de la difusividad, posiblemente como consecuencia de una mielinización reducida y una menor organización de la orientación de las fibras nerviosas en los pacientes con psicosis.

Estos efectos también fueron investigados en un estudio longitudinal de dos años de duración. El objetivo del estudio fue examinar las interacciones entre factores genéticos y ambientales (consumo de cannabis y trauma en la infancia) en pacientes con esquizofrenia y sus familiares. En el estudio se observó que ambos factores de riesgo, ambientales y genéticos, tenían efectos sobre la reducción de la conectividad. Esta asociación no se constató en voluntarios sanos ni en los familiares de los pacientes, lo cual podría indicar que el cannabis y los traumas en la infancia comprometen la conectividad cerebral de los sujetos cuya vulnerabilidad genética a la esquizofrenia es superior a la media, pero no la de aquellos que no presentan mayor vulnerabilidad genética.

Se ha observado que los factores de riesgo de esquizofrenia comprometen la conectividad cerebral de los pacientes, pero no la de sus familiares o de voluntarios sanos Se ha observado que los factores de riesgo de esquizofrenia comprometen la conectividad cerebral de los pacientes, pero no la de sus familiares o de voluntarios sanos

La Prof. Esther Opmeer, de los Países Bajos, comentó los resultados de un estudio de investigación de la conectividad cerebral funcional mediante resonancia magnetica funcional (RMf) en pacientes con esquizofrenia y pacientes con trastorno bipolar y psicosis. Señaló que, en la práctica clínica, en ocasiones es difícil de distinguir entre estas dos patologías, y que los pacientes comparten algunas dificultades del procesamiento emocional y las interacciones sociales.

Una prueba autoevaluativa mostró que la activación del córtex del cuerpo calloso posterior (CCCP) se reducía, tanto en el trastorno bipolar como en la esquizofrenia, lo que posiblemente refleja los problemas de memoria autobiográfica que experimentan muchos pacientes. Además, los sujetos sanos de control mostraron mayor conectividad entre la ínsula y el córtex del cuello calloso occipital (CCCO) cuando pensaban en personas próximas a ellos, mientras que, en las mismas condiciones, la conectividad disminuyó en los pacientes con esquizofrenia. El Prof. Opmeer especuló que esto podría reflejar un déficit en el procesamiento del valor emocional de la información en muchos sujetos con esquizofrenia y que podría ayudar a explicar los problemas de interacción social que se suelen observar en la esquizofrenia.

En una tarea diseñada para evaluar la autorregulación emocional consciente se vio que los pacientes con trastorno bipolar no mostraban la regulación a la baja (down-regulation) habitual de la amígdala por parte del córtex prefrontal dorsolateral (CPFDL). Este aspecto todavía no se ha investigado en pacientes con esquizofrenia. Sin embargo, los pacientes con esquizofrenia no mantuvieron la activación del CPF ventrolateral tanto tiempo como los sujetos sanos de control durante la regulación emocional consciente. El grupo de pacientes con trastorno bipolar mostró poca activación del CPFVL, en comparación con los otros dos grupos, lo que indica que este grupo de pacientes no reconoció la prominencia de los estímulos y la necesidad de autorregulación emocional.

Estos resultados demostraron que la sintomatología de la esquizofrenia y la del trastorno bipolar tienen algunos puntos en común. No obstante, la conectividad funcional indica que los mecanismos que subyacen a estos problemas difieren entre las dos patologías.

El Prof. Oliver Howes, del Reino unido, reconsideró la hipótesis dopaminérgica de la esquizofrenia a la luz de los estudios de imagen recientes. Comentó la sabiduría convencional respecto a la fisiopatología de la esquizofrenia, en concreto la implicación de las vías dopaminérgicas mesolímbicas. Su grupo constató que, en la esquizofrenia, la mayor elevación de la conectividad se observa en la parte asociativa del núcleo estriado dorsal y no en el estriado ventral. Estas áreas asociativas del núcleo estriado dorsal muestran un fuerte vínculo con el CPFDL, por lo que se preguntó si la alteración o interrupción de esta conexión implicaría a áreas del córtex frontal en la fisiopatología de la esquizofrenia.

¿Está implicada la conectividad entre el núcleo estriado dorsal y el córtex frontal en la fisiopatología de la esquizofrenia?

Estos hallazgos tienen implicaciones terapéuticas, puesto que el grado de conectividad entre el estriado y las regiones frontales predice la magnitud de la respuesta al tratamiento de la esquizofrenia. Los antipsicóticos de segunda generación actuales, sin embargo, han mostrado tener un efecto escaso o nulo sobre las alteraciones de la síntesis de dopamina en el núcleo estriado de los pacientes esquizofrénicos previamente no tratados. Los fármacos dirigidos a prolongaciones situadas por encima de este cambio en el núcleo estriado serían útiles, ya se ha demostrado que las proyecciones que van del córtex frontal a las áreas asociativas del núcleo estriado están alteradas en la esquizofrenia. Así, el córtex frontal puede ser una posible diana de los tratamientos farmacológicos.

El Prof. Andreas Meyer-Lindenberg, de Alemania, introdujo algunos modelos transespecie de conectividad cerebral funcional que podrían liderar la investigación traslacional. Se trata de un área difícil de investigar, en la que no existen modelos conductuales animales para muchos síntomas de las enfermedades psiquiátricas, incluida la esquizofrenia,  y son necesarios modelos animales más precisos. Demostró que la conectividad entre ciertas regiones cerebrales, como el hipocampo y el CPF, está muy conservada entre especies. Esta conservación podría ser debida a que este tipo de redes, críticas para la memoria operativa, han evolucionado para optimizar la operatividad cerebral flexible, por lo que se mantienen en diferentes especies. Esto significa que se podrían identificar regiones y redes cerebrales de interés y utilizar la actividad y los cambios en la conectividad de estas áreas como marcadores de la acción farmacológica en modelos preclínicos.