Si deseas tener una buena salud mental en el futuro, ponte las zapatillas para correr, ¡nunca es demasiado tarde para empezar! Este fue el mensaje de una sesión muy instructiva y estimulante titulada “Ejercicio y enfermedad psiquiátrica: ¿debe el paciente enfrentarse a este desafío?” celebrada durante el congreso del ECNP de este año. Pero quizás no son solo los pacientes quienes necesitan comenzar a practicar ejercicio aeróbico regular, sino todos nosotros.
¿De dónde provienen las pruebas que apoyan estas afirmaciones? En la primera parte de la sesión, Henriette van Praag, de Maryland, EE. UU., comentó a la audiencia algunos estudios de investigación preclínica que pueden ayudar a explicar qué está sucediendo.
El hipocampo, área de neurogénesis en el adulto
Hoy en día se acepta que el hipocampo, un área crítica para el aprendizaje, es también un área de neurogénesis en el cerebro adulto. La Profesora van Praag mostró que, en modelos animales, se ha observado que correr favorece la neurogénesis del hipocampo y la función de memoria.
Correr potencia la neurogénesis y el recableado de los neurocircuitos
Una serie de experimentos llevados a cabo en animales demostró que la potenciación ambiental, en particular correr, favorecía la neurogénesis de novo. Correr también favoreció el aprendizaje y el rendimiento en tareas dependientes del hipocampo. Una inspección más minuciosa de la circunvolución dentada, una región implicada en la separación de patrones, también reveló que el rendimiento de las ratas a las que se permitió correr en una rueda fue considerablemente mejor que el de los animales sedentarios en tareas de separación de patrones intrincadas.
Este tipo de ejercicio expande la entrada en el córtex entorrinal de nuevas neuronas implicadas en la memoria espacial y contextual. En consecuencia, correr recablea los neurocircuitos, no únicamente del hipocampo, sino también del córtex entorrinal y el tabique, que son áreas de aprendizaje y memoria, y las primeras que resultan afectadas por las enfermedades neurodegenerativas.
Muscular la cognición
Curiosamente, los beneficios del ejercicio sobre la cognición parecen originarse en el músculo. Una exploración de factores liberados a la circulación por el músculo estuvo centrada en una molécula candidata, la catepsina B (CTSB). En el ratón, correr aumentó las concentraciones de CTSB en el músculo y el plasma y favoreció la memoria espacial. Sin embargo, en ratones sin CTSB, no se observó potenciación de la memoria espacial, en comparación con los sujetos normales de control. Esto sugiere que la CTSB, una sustancia liberada en el músculo, puede ser parcialmente responsable de un efecto cognitivo en el cerebro.
La CTSB, una miocina que altera la mente
Además, en personas que se sometieron a pruebas de cinta continua, la mejora del estado físico también se correlacionó elevaciones en las concentraciones plasmáticas de CTSB y con una mejoría de la función de memoria. Por tanto, la miocina CTSB está relacionada con la función de memoria tanto en el ratón como en el ser humano.
El Dr. Kirk Erickson, de Pittsburgh, EE. UU., fue más allá y formuló la provocadora pregunta: ¿es inevitable el declive de la memoria con el envejecimiento?
En pocas palabras, sí, PERO se pueden tomar medidas para frenar el ritmo del declive, y una de ellas es el ejercicio físico.
Menos del 10 % de nosotros hace el ejercicio suficiente
El ejercicio tiene efectos generalizados sobre el cerebro, y hacer ejercicio físico de intensidad moderada varios días por semana es suficiente para mejorar la salud del cerebro. Desafortunadamente, el cumplimiento (intentar hacer 150 minutos semanales de ejercicio aeróbico) es escaso entre la población adulta. Menos del 10 % de nosotros lo consigue.
Empezar a hacer ejercicio es beneficioso, incluso después de los 60 años
Nunca es demasiado tarde
Empezar a hacer ejercicio no es en vano, aunque sea después de los 60 años. Incluso las personas sedentarias pueden mejorar su función cognitiva, su potencia muscular y su capacidad aeróbica. Los resultados de un metanálisis reciente han indicado que la preparación física también puede tener efectos beneficiosos sobre la cognición, en particular en aquellas tareas que requieren procesamiento del control ejecutivo.
El Dr. Erickson y su equipo fueron también describieron los resultados de un estudio s de un año de duración en humanos que examinó si el ejercicio aeróbico podría aumentar el volumen del hipocampo y en consecuencia mejorar la función cognitiva.
El ejercicio aeróbico parece revertir la pérdida de volumen del hipocampo del adulto y mejora la memoria
A lo largo del estudio se efectuaron visitas clínicas regulares en las que se supervisó estrictamente a los participantes y se determinaron de manera objetiva los parámetros de mejoría. En total, 120 pacientes fueron asignados aleatoriamente para realizar ejercicio aeróbico moderado o un entrenamiento físico suave. El entrenamiento aeróbico aumentó el volumen del hipocampo anterior en un 2 %, lo que causó una mejoría de la memoria espacial y revirtió la pérdida de volumen relacionada con la edad en 1-2 años, mientras que el volumen del hipocampo disminuyó en el grupo de control. El aumento del volumen del hipocampo también se asoció con concentraciones séricas más elevadas de BDNF.
Sudar para expandir el hipocampo
Así, el ejercicio aeróbico parece revertir la pérdida de volumen del hipocampo del adulto y mejora la memoria, con posibles consecuencias a largo plazo para las enfermedades cerebrales.