Medir la acumulación de tau y su progresión

La capacidad de la PET para mapear cambios regionales a lo largo del tiempo en las taupatías proporciona información importante sobre los factores que influyen en la acumulación de la tau y sobre el ritmo y la distribución espacial de su diseminación. Rik Ossenkoppele, del VU University Medical Center de Ámsterdam, Países Bajos, comentó las implicaciones clínicas de los últimos hallazgos en una ponencia presentada durante el AAIC2020.

Estudios longitudinales realizados con PET sugieren que la tau se acumula a razón de un 3-10 % anual en las personas que padecen deterioro cognitivo y enfermedad de Alzheimer, en comparación con el  0-3 % anual en controles sanos de edad avanzada.1,2

Aunque los resultados del estudio no son totalmente congruentes, parece que la presencia de patología amiloide fomenta la progresión de la tau.3 En personas con beta-amiloide  (βA) positivo, la edad más joven se asocia con niveles más altos de tau en la PET inicial y con una acumulación más rápida a lo largo del tiempo.4

 

Amiloide, edad, sexo y genética son factores contribuyentes

TLa tau impulsa la neurodegeneración local y la PET-tau puede predecir la progresión en pacientes individuales5

Junto con la patología del βA y la edad, la acumulación de tau también está influenciada por factores relacionados con el sexo, la genética y la conectividad.

En la PET, las mujeres presentan niveles iniciales de tau más altos y acumulan dicha proteína más rápidamente, aunque, curiosamente, son más resistentes a sus efectos: con una extensión similar de patología tau, las estructuras cerebrales están más preservadas en las mujeres que en los hombres.6 Aún no se ha establecido si eso es debido a la influencia hormonal o bien a influencias genéticas de otro tipo.

De una forma más amplia, los efectos de la genética son complejos. En personas con deterioro cognitivo, el alelo APOE ɛ4 predice el aumento de la tau en el lóbulo temporal medial, sin embargo, las personas con deterioro cognitivo no portadoras del alelo APOE ɛ4 presentan mayor carga de tau en el córtex parietal. El polimorfismo de nucleótido único rs744373 en el gen integrador de unión-1 (BIN1) se asocia con un empeoramiento de la memoria, que parece estar mediado por el aumento del nivel total de tau.7

El gen BIN1 se ha relacionado con mayor grado de taupatías.

 

La conectividad es clave para la diseminación 

La tau puede diseminarse a través de conexiones funcionales, causando una neurodegeneración de las redes neuronales. Recientemente, Ossenkoppele y colaboradores observaron la existencia de un solapamiento sorprendente entre los patrones de diseminación de la tau en la EA y los mapas de conectividad funcional en la RMf en adultos sanos.

Una posible aplicación clínica de estos hallazgos es la predicción de la neurodegeneración, ya que existe un buen solapamiento espacial entre la tau presente en un PET inicial y la atrofia cerebral que evidencia la RM.5 La tau inicial representó el 43 % de la variación en la cantidad de atrofia cerebral, mientras que el amiloide inicial solamente explicó el 3 % de la variación.

Otra aplicación clínica es el establecimiento del probable patrón de diseminación de la tau en pacientes individuales, pues tanto los datos de la Iniciativa de neuroimagen de la enfermedad de Alzheimer como los datos de BioFINDER muestran que la tau se acumula más rápidamente en las regiones estrechamente conectadas con un epicentro de tau. In another presentation during the session on tau pathology, Gabor Kovacs (University of Toronto, Canada) agreed that hierarchical involvement of brain regions is seen in tau proteinopathies. But the exact mechanism whereby tau spreads from cell to cell in the human brain remains to be clarified.

En otra presentación de la sesión sobre patología tau, Gabor Kovacs, de la Universidad de Toronto, Canadá, convino que en las proteinopatías de tau se observa una implicación jerárquica de las regiones cerebrales, aunque todavía no se ha esclarecido el mecanismo exacto por el que la tau se disemina de célula en célula en el cerebro humano.

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Referencias

1. Harrison TM et al. Ann Neurol 2019;85:229-40 

2. Jack CR et al. Brain 2018;141:1517–28

3. Pontecorvo MJ et al. Brain 2019;142:1723-35

4. Schöll M et al. Brain 2017;140:2286-94

5. La Joie R et al. Sci Transl Med 2020 Jan 1;12(524):eaau5732

6. Ossenkoppele R et al. JAMA Neurology 2020;77:632-42

7. Franzheimer N et al. Nat Commun 2019;10:1766