“Del anochecer al amanecer” fue el título de un simposio celebrado durante el congreso de la SIRS de 2018, en el que se reunieron los hallazgos actuales respecto al funcionamiento cognitivo de los pacientes en las diferentes etapas del ciclo vital de la psicosis. No obstante, posiblemente el título se debería haber cambiado por “Del amanecer al anochecer”, puesto que las trayectorias, los principales factores de predicción y las consecuencias funcionales de los síntomas cognitivos de la esquizofrenia y trastornos psicóticos relacionados descritos en este fascinante simposio se obtuvieron a partir de investigaciones epidemiológicas, prodrómicas y clínicas del desarrollo, que abarcan desde el nacimiento hasta la muerte.
Amanecer – en la psicosis aparecen déficits cognitivos
Josephine Mollon, Yale, New Haven, EE. UU., presentó datos de sus estudios de investigación sobre el origen de los síntomas cognitivos en todo el espectro de la psicosis. Estos estudios se basaron en la cohorte de población del Estudio de larga duración de padres/hijos Avalon, a la que se siguió prospectivamente desde el nacimiento.
Los resultados de su grupo demuestran que los sujetos que desarrollan un trastorno psicótico muestran una evolución dinámica de los síntomas cognitivos, que aparecen de forma precoz en determinadas funciones (p. ej., velocidad de procesamiento y memoria operativa) y continúan aumentando durante la adolescencia.
Parece que los síntomas cognitivos solamente están asociados con la psicosis. Además, la dinamia de incremento gradual de los déficits en diferentes áreas es específica de los trastornos psicóticos y no se observa en aquellos sujetos con experiencias psicóticas que no desarrollan la patología completa o incluso en sujetos con psicosis y depresión comórbidas.
Los déficits cognitivos solo se observan en el espectro de la psicosis y no en la depresión
Si consideramos áreas específicas de la cognición, el coeficiente intelectual (IQ) verbal disminuye temprano y luego se estabiliza, mientras que el IQ no verbal continua disminuyendo a lo largo de la adolescencia. Los déficits lingüísticos y visuoespaciales aparecen de forma precoz y se estabilizan, mientras que los déficits en la velocidad de procesamiento, la memoria operativa y la atención se incrementan en la edad adulta. No obstante, el declive del IQ entre la infancia y la edad adulta no refleja un deterioro absoluto de la función cognitiva porque las puntuaciones brutas de las subpruebas aumentaron en todos los grupos. Pese a ello, implica un desfase del desarrollo de algunos sujetos respecto a sus iguales.
Los déficits verbales aparecen de forma precoz y permanecen relativamente estables, mientras que los déficits en el IQ no verbal y las funciones ejecutivas continúan aumentando durante la adolescencia. Esto significa que la capacidad verbal puede ser más susceptible de intervención durante la niñez, aunque las intervenciones durante la adolescencia pueden ser más efectivas para la función ejecutiva.
A continuación, la Dra. Mollon explicó que algunos sujetos que desarrollaron trastornos psicóticos (con o sin depresión comórbida) presentaban anomalías de la conectividad y la organización de las redes cognitivas durante la infancia, mientras que en aquellos que presentaron depresión y experiencias psicóticas solamente se observaban desviaciones sutiles en la estructura de la red cognitiva.
Estos resultados indican la importancia de examinar no únicamente el rendimiento cognitivo sino también las redes cognitivas. Puso el ejemplo de un grupo de pacientes con trastornos psicóticos que presentaban anomalías de la conectividad y la organización de los procesos cognitivos a pesar de que únicamente mostraban un pequeño déficit del IQ.
Cognición por la tarde
Eva Velthorst, New York, EE. UU., comentó que los resultados de la mayoría de los estudios sobre funcionamiento neurocognitivo en pacientes de alto riesgo clínico de desarrollar psicosis se han comunicado en valores medios grupales, por lo que es probable que la heterogeneidad entre sujetos quede oculta. Explicó que su grupo había utilizado dos métodos independientes, uno con un enfoque estadístico y otro con un enfoque clínico, para identificar subgrupos neurocognitivos en la extensa población del estudio longitudinal prodrómico norteamericano NAPLS-I, una población de alto riesgo clínico (CHR) de desarrollar psicosis.
La Dra. Velthorst comentó que la heterogeneidad entre sujetos se puso de manifiesto porque los síntomas cognitivos no fueron leves en todos los sujetos. Si bien el enfoque clínico fue más conservador que el enfoque estadístico en la determinación del deterioro cognitivo, en general, los perfiles neurocognitivos variaron mucho en cuanto a gravedad con ambos enfoques y se relacionaron con los resultados diagnósticos y funcionales, lo que indica que la neurocognición es factor de predicción de la evolución de la enfermedad.
Los síntomas cognitivos no fueron leves en todos los sujetos
Anne-Kathrin Fett describió el funcionamiento cognitivo de un amplio grupo de pacientes que fueron incluidos en el proyecto de salud mental del condado de Suffolk y a los que se ha seguido durante 20 años tras un primer ingreso hospitalario por trastorno psicótico. Los resultados de su grupo indican que, en los trastornos psicóticos, el declive del funcionamiento cognitivo continua después de la aparición de la enfermedad, siendo más aparente en la esquizofrenia. La tasa de disminución coincide con la prevista para la edad, es decir, declive del procesamiento y del funcionamiento ejecutivo a partir de los 30 años de edad. Pese a ello, el deterioro de algunas áreas cognitivas clave empeora con la edad, en comparación con los sujetos no psicóticos. En la actualidad, no es posible predecir de manera fiable el deterioro cognitivo del paciente a partir de sus características iniciales.
En los trastornos psicóticos, el declive del funcionamiento cognitivo continua después de la aparición de la enfermedad, siendo más aparente en la equís
Cognición al anochecer
La presentación de Philip Harvey, Miami, Florida, EE. UU. estuvo centrada en la evolución del funcionamiento cognitivo en pacientes esquizofrénicos de mediana edad y ancianos. Comentó que la variabilidad en la evolución de la esquizofrenia que se observa en pacientes en los primeros años de vida aparentemente es exagerada en los pacientes ancianos, desde pacientes asintomáticos hasta pacientes con exacerbaciones cíclicas o que presentan un curso continuo de la enfermedad.
El rendimiento cognitivo, el funcionamiento en la vida diaria y los problemas de comunicación de los pacientes ancianos con esquizofrenia empeoran con el paso del tiempo. Es importante destacar que los problemas de comunicación contribuyen a los deterioros cognitivos en la vida cotidiana. La baja productividad verbal y la desconexión del habla mostraron diferentes correlaciones funcionales. La baja productividad afecta a los resultados sociales evaluados por el médico y el rendimiento afecta a medidas de competencia social interpersonal.
El rendimiento cognitivo, el funcionamiento en la vida diaria y los problemas de comunicación de los pacientes ancianos con esquizofrenia empeoran con el paso del tiempo
Efectos colaterales sobre el funcionamiento de los antipsicóticos de segunda generación
El funcionamiento en la vida diaria de los pacientes con esquizofrenia también fue el tema que trató Tandon et al., Florida, EE. UU. en la presentación de un póster. Basándose en una encuesta que los pacientes respondieron online, analizó el conocimiento del impacto sobre el funcionamiento cotidiano de los efectos colaterales de los fármacos antipsicóticos de segunda generación.
La encuesta incluyó una medida de calidad de vida (Cuestionario abreviado de calidad de vida, placer y satisfacción, Q-LES-Q-SF), preguntas relativas a la satisfacción con el tratamiento, los efectos colaterales experimentados (Escala de efectos colaterales de los antipsicóticos de Glasgow, GASS) y sus efectos sobre el funcionamiento y las emociones. La encuesta la respondieron pacientes de 18 a 65 años, estables durante ≥1 mes en el momento de la selección y a los que se hubiese prescrito un antipsicótico de segunda generación durante 1-12 meses.
En general, el impacto mínimo de los efectos colaterales sobre el funcionamiento en la vida diaria fue de 53,2 en una escala analógica visual de 0-100 (0 = ningún impacto; 100 = impacto muy alto), y se observó que los efectos colaterales tenían un impacto directo sobre p. ej., la capacidad de trabajo, la capacidad de disfrutar del sexo y la capacidad de concentración de los pacientes.
Los efectos colaterales comunicados con mayor frecuencia entre los 180 pacientes que experimentaron al menos un efecto colateral fueron “dificultad para dormir” (81,1 %), “sensación de sueño durante el día” (77,2 %), “sequedad bucal” (70,6 %) y “sensación de inquietud” (60,6 %). Los efectos secundarios angustiantes fueron dificultad para orinar (23,3 %) y sentirse drogado/como un zombi (19,4 %).
Estos resultados sugieren que los efectos colaterales activadores y los sedantes pueden afectar negativamente al funcionamiento cotidiano de los pacientes y subrayan la importancia de comprender las perspectivas de los pacientes durante la atención clínica, especialmente cuando se evalúan efectos colaterales asociados con fármacos antipsicóticos de segunda generación.
Los efectos colaterales activadores y sedantes afectan negativamente al funcionamiento de los pacientes
El póster al que se hace referencia en este artículo contó con el respaldo de Lundbeck.